Tener piel seca durante la menopausia es muy frecuente
La sequedad es uno de los cambios clínicos más importantes durante el envejecimiento de la piel facial en las mujeres con postmenopausia. De todas las afecciones dermatológicas femeninas, la piel seca es una de las más comunes.
Está causada por una disminución de los niveles de estrógeno y progesterona. A los 50, el nivel de pH de la piel cambia, así como su capacidad para retener agua, el metabolismo se ralentiza y la piel se vuelve más seca, opaca, menos firme y menos tersa. Una sensación totalmente desagradable, eso seguro.
Existen varios signos de una piel seca durante la menopausia.
Entre los signos se incluyen::
1. Piel tirante tras ducharte o nadar.
2. Piel escamosa.
3. Grietas en las manos y los pies.
4. Piel con picor.
5. Quizá notes tonos grises o pálidos en tu piel si tienes un tono de piel más oscuro.
Lo que ocurre es que la renovación de los queratinocitos (células que constituyen el 90 % de la capa superficial de la piel) se ralentiza, lo que provoca la acumulación de células envejecidas en la superficie epidérmica. Así, la barrera lipídica está menos organizada, lo que hace que la piel pierda su resistencia.
Además (lo último que añadimos en este artículo, lo prometemos), el ácido hialurónico se vuelve muy sensible a la degradación por una enzima especial llamada hialuronidasa, que provoca un empeoramiento progresivo de la hidratación y la firmeza.
ELEMENTOS CLAVE QUE RECORDAR
La sequedad de la piel se debe a una falta de hidratación provocada por un menor nivel de estrógenos. Cuando se altera su equilibrio, tu piel no puede funcionar correctamente y, en este caso concreto, tiene problemas para retener el agua en su interior.