El ejercicio es tu mayor aliado.
Los cambios negativos que suceden durante la menopausia pueden apreciarse en el tejido muscular. El proceso de pérdida de masa (sarcopenia) y los cambios en las propiedades contráctiles son fáciles de observar. El ejercicio físico se utiliza como intervención no farmacológica para prevenir y revertir los efectos fisiológicos mencionados anteriormente. Se sabe que el ejercicio físico puede mejorar parámetros funcionales y físicos, como la composición corporal, pero también la fuerza, la capacidad cardiorrespiratoria y la densidad mineral ósea (1).
La actividad física puede ser importante para predecir la función física futura, incluso más que el peso corporal. Aunque el tipo, la frecuencia y la duración del ejercicio necesario para reducir el riesgo de caídas y mejorar la densidad de masa ósea sigue siendo controvertido, el entrenamiento de resistencia parece ser la mejor opción. Puede ralentizar la pérdida de minerales en los huesos y preservar la musculatura. Además, el uso de peso en los entrenamientos puede mejorar la función física (2).
El ejercicio durante la menopausia previene los cambios articulares, la osteoporosis y el desgaste muscular. Refuerza la circulación sanguínea de los tejidos, protege contra la rigidez torácica y previene las varices y las hernias. Tiene un efecto beneficioso para el sistema circulatorio. El aumento de la circulación sanguínea en los vasos periféricos provoca un aumento de la superficie de contacto de la sangre con los tejidos. La actividad física, por lo tanto, sana y rejuvenece (3). Hay muchos beneficios. ¿Cómo puedes mantenerte en forma durante la menopausia?
Algunas ideas para mantenerte activa:
● Correr
● Andar
● Nadar
● Ciclismo
● Yoga
● Pilates
● Qi Gong (1)