Primero, ¿qué son las manchas oscuras?
Las manchas oscuras, también conocidas como manchas hepáticas, manchas de la edad o lentigo solar, pueden ser consecuencia del envejecimiento, la exposición a los rayos ultravioleta (UV), el acné, las hormonas, la genética, el tabaco o la contaminación. El oscurecimiento de la piel se produce cuando un exceso de melanina, el pigmento marrón que produce el color normal de la piel, forma depósitos en la piel.
Las manchas oscuras, que aparecen principalmente en la piel de las personas de mediana y avanzada edad, suelen aumentar de tamaño y número con el paso de los años.
Qué causa las manchas oscuras
Conocida como hiperpigmentación, la producción de células cutáneas productoras de melanina (melanocitos) aumenta y esta se acumula en la capa superficial de la piel debido a diversos factores. Con el paso de los años, el efecto acumulativo de la exposición a los rayos UV, la contaminación y las hormonas puede provocar un aumento de la producción de melanina y de la intensidad de la hiperpigmentación. Cuando se expone a los rayos UV, la piel produce melanina para protegerse, hecho que broncea gradualmente la piel. Sin embargo, esta melanina puede acumularse y dar lugar a manchas oscuras permanentes en la piel, convirtiéndose el sol en una de las principales causas de las manchas oscuras.
Los cambios en la piel provocados por la radiación UV se deben en parte a la formación de radicales libres oxidantes que provocan el deterioro de las estructuras y funciones celulares (peroxidación lipídica), daños en el ADN (estrés oxidativo) o en las proteínas, lo que conduce a la desregulación en la expresión de algunos genes (fuente: Niki, 1991). Se ha comprobado que este proceso de fotoenvejecimiento o daño causado por el sol provoca arrugas y flacidez, así como manchas solares (1).
Cómo prevenirlo: Protección UV
Durante décadas, la cultura occidental ha concedido mucho valor estético al bronceado de la piel. Sin embargo, ya en la década de 1930, los especialistas advertían del probable impacto negativo a largo plazo de la exposición al sol en el envejecimiento de la piel. Desde entonces, numerosas investigaciones han confirmado este efecto negativo: se ha demostrado que exponer la piel al sol sin protección provoca daños en la piel, ya sean con efectos inmediatos, como quemaduras solares, o con repercusiones más duraderas, como manchas solares(2). El uso de tratamientos que incorporan filtros para proteger y restaurar nuestras células es imprescindible para prevenir y eliminar las manchas de la edad(3). Una vez han aparecido las manchas oscuras, es posible que pienses que ya es demasiado tarde para que la protección solar cambie la situación. No obstante, cuando la piel está protegida del sol, es capaz de restaurar su funcionamiento natural.