Los péptidos son moléculas con propiedades regeneradoras que surgen de la unión de diferentes aminoácidos a través de enlaces peptídicos. Si lo simplificamos, podemos decir que son fragmentos de proteína que luchan contra el envejecimiento y han llegado al mundo de la cosmética para quedarse. Estas moléculas se encuentran en la naturaleza y dentro de nuestro organismo y tienen funciones antibióticas, hormonales y, además, operan como neurotransmisores para avisar al cuerpo de que es necesario producir determinadas sustancias sanadoras cuando hay heridas. También minimizan las lesiones en la piel a causa de los rayos solares o cualquiera de los 7 factores del exposoma y actúan como antioxidantes en el organismo.
En definitiva, los péptidos son regeneradores y, por tanto, desempeñan un papel muy importante en nuestro organismo. No obstante, a medida que cumplimos años, nuestro cuerpo pierde esa capacidad regeneradora y por eso aparecen las arrugas de expresión o las manchas en la piel. Es por este motivo por el que el mundo de la cosmética ha visto en estas cadenas cortas de aminoácidos la solución para rejuvenecer la piel. El principal beneficio de estas moléculas es que son muy efectivas con dosis muy bajas en la piel. El mundo de los péptidos parece casi mágico, pero lo cierto es que sus múltiples funciones son tan reales como la vida misma. Al ser un componente más de nuestro organismo y el de otros seres vivos, actúa de forma directa en nuestra piel de forma natural, sin químicos.